Un día te preguntas qué razones tienes para caminar y las respuestas se amontonan en tu cabeza.
Porque al andar te sientes profundamente unido a la naturaleza, porque el tiempo que le dedicas a caminar es en verdad para ti, para ordenar tus pensamientos.
Quizá el secreto resida en lo que descubres al andar: una flor hermosa y frágil que crece al borde del camino, sorprenderte con el sonido del silencio, o simplemente respirar aire puro.
Quién sabe, son tantas cosas…
Porque se te forman mariposas en el estómago justo antes de iniciar el camino; porque no hay explicación.