Si escuchas con atención quizás puedas oír el lento rugir de esta tierra creada de la nada por innumerables volcanes.
Y aunque el Teide se imponga en lo más alto, no es el único volcán que puebla la Isla. Hay muchos más.
Atrévete a recorrerlos, a oler sus sutiles aromas azufrados, a meter tus pies en sus lavas salvajes, a sentir todo ese calor ancestral que espiran sus chimeneas.
Siéntete el aventurero que busca el mágico centro de la Tierra.