La tradición quesera que aún perdura en las zonas rurales de Tenerife se comprende por el gran aprecio que el tinerfeño tiene por los quesos de su tierra, entre los que predomina el queso de cabra o mezclado de cabra y oveja, de mayor untuosidad.
Se consumen especialmente los quesos frescos y blancos, pero también curados, elaborados en muchas ocasiones de manera artesanal.
La popularidad del queso en la gastronomía tinerfeña llega hasta el punto de que se convierte, junto a las papas y el mojo, en el elemento clave en los platos más contemporáneos inspirados en la cocina canaria, que fusionan estos ingredientes con nuevos métodos de preparación y aderezos.
El queso fresco, con su agradable sabor con aroma a leche fresca y un toque salado, es el de mayor consumo. Otros, con mayor personalidad, son los quesos ahumados o curados, especialmente aquellos que son untados externamente con productos como el pimentón o el gofio.
Los quesos frescos pero ahumados con maderas o cáscaras de almendras también son muy apreciados por el consumidor local.
Se consumen como aperitivo o acompañando a potajes, pero también asado y acompañado con mojo o miel.